¿Sabe usted que una sucesión no organizada puede conllevar la pérdida total de su patrimonio?
Ante esta situación el empresario puede adoptar dos decisiones:
A) No hacer nada
El empresario no ha definido ningún escenario y sabe que tiene o puede tener problemas, pero llega a tomar la decisión de no actuar. ¿Por qué?
Porque el día a día nos come y tenemos que dedicarlo a nuestro negocio. No sacamos tiempo para estar pensando si me van a quitar, me van a poner, más leyes, etc.
Porque las decisiones son complicadas. En el tema de sucesiones y en el tema de transmisión de empresas; no siempre es fácil empezar a pensar cómo organizar la sucesión.
B) Planificando la sucesión
Ejemplo 1
Pensemos en la típica empresa familiar donde el empresario, casado y con 65 años, tiene que empezar a pensar en jubilarse. Es el momento de tomar una decisión para que la empresa siga o no adelante.
Siguiendo con el ejemplo, ese empresario tiene dos hijos; una hija que se dedica al negocio y un hijo que no, que es, por ejemplo, psicólogo o profesor.
¿Qué debería hacer? Lo sensato es que la empresa se la deje a la hija, ya que el hijo no se dedica a ella y probablemente no querrá cambiar su vida profesional. Él desarrolla su profesión en otro ámbito, por lo tanto el padre lo compensa con otros bienes de su patrimonio o con dinero. De esta forma los dos hijos obtienen un beneficio equilibrado.
¿Cómo se debe hacer eso? En testamento, antes de fallecer, el empresario debe dejar un legado de las participaciones de la empresa a la hija y el dinero, los bienes o lo que estime conveniente, al hijo.
¿Pero cómo lo valoramos? Está claro que todos nos vamos a morir, lo que no sabemos es cuándo. Si lo supiéramos, este trámite sería fácil, porque sabríamos cómo valorar los bienes. Por desgracia no es así, y podría darse el caso de que la empresa hoy pueda valer mucho y entonces tendría problemas con mi hijo porque no tengo bienes suficientes para compensarlo. O todo lo contrario; la empresa hoy no vale nada y entonces estoy dejándole a mi hija una responsabilidad más que dejarle un buen negocio.
Ejemplo 2
Ahora pensemos en un empresario de cincuenta años que está todavía en su apogeo empresarial. Tiene hijos que aún no han alcanzado la mayoría de edad y no quiere dejar participación a sus hijos. En este caso, sería conveniente realizar testamento y nombrar a una persona que se encargara de las decisiones de la empresa hasta que los niños sean mayores de edad.
Buscar soluciones a la sucesión no siempre es fácil, pero es importante sentarse pensar y actuar; porque a veces la vida nos exige tomar decisiones de forma muy precipitada
Si un empresario muere sin haber realizado una planificación sucesoria ni testamento, puede dejar a sus herederos un gran desconcierto e incluso un gran problema por no poder asumir ni aceptar la herencia.
¿Cuál es su caso: «no hacer nada» o «sentarse, pensar y actuar»?
Ana Cristina Carrillo
Abogada – Socia y Directora de Desarrollo