La importancia de un análisis de contingencias tributarias o “Due Diligence Fiscal” para evaluar el grado de cumplimiento de sus obligaciones fiscales
De vital importancia para cualquier empresa es ejercer su actividad con el mínimo riesgo fiscal posible. No obstante, esto no siempre es tarea fácil: la ingente cantidad de normas tributarias, su complejidad técnica y sus posibles interpretaciones, generan una inseguridad jurídica en el contribuyente que supone una preocupación añadida en la gestión diaria de su negocio.
Ahora bien, esta dificultad no es obstáculo para que en caso de incumplimiento de sus obligaciones fiscales, puedan derivarse contra éste tanto consecuencias administrativas como, incluso, penales.
Entre las primeras, encontramos la obligación de satisfacer la cuota tributaria defraudada, a los que se suman los correspondientes intereses de demora, recargos -en su caso- y, eventualmente, sanciones (que, en ocasiones puntuales, pueden alcanzar hasta el 150% de la cuota, esto es, más de lo defraudado).
Para evitar todo lo anterior, y poder estar en condiciones objetivas de “relativa tranquilidad” frente a la Administración Tributaria, es aconsejable y conveniente llevar a cabo un análisis de contingencias tributarias o “Due Diligence Fiscal”.
Con este instrumento, utilizado también en operaciones de compraventa empresarial (también denominadas M&A), se evalúa el grado de cumplimiento de dichas obligaciones fiscales, tanto de una determinada entidad como de un grupo mercantil, realizando un examen minucioso de los ejercicios fiscales no prescritos (la prescripción general en el ámbito tributario es de cuatro años, aunque para el delito fiscal es de cinco) con el objeto de detectar posibles contingencias fiscales.
Asimismo, este es también un mecanismo idóneo para precisar el impacto impositivo en proyecciones financieras a futuro, valorar la existencia y correcta contabilización de los activos y pasivos fiscales e identificar y minorar qué riesgos fiscales acechan a la entidad en cuestión por motivos de su estructura jurídica o sector empresarial.
Por lo tanto, someterse a un proceso de Due Diligence Fiscal es el mecanismo adecuado no sólo para evitar sorpresas en términos fiscales, corrigiendo posibles irregularidades de forma voluntaria antes de que lo haga la Inspección de Tributos (y por un coste financiero indiscutiblemente inferior), sino para, además, construir las bases adecuadas que garanticen la tranquilidad de su negocio en los ejercicios venideros, implementando los protocolos tributarios adecuados a través de las distintas alternativas legales y contractuales más convenientes para el desarrollo de su actividad.